miércoles, 14 de enero de 2009

Así ando

La verdad es que ando apática.
Se que necesitamos el agua, la nieve y la humedad, pero desde el pasado día 9, el día de la gran nevada en Madrid, llevo sin ganas de nada. Y no es que no me guste la nieve, que sí, si me gusta, pero es que no pude disfrutarla, tan sólo sufrirla (los que viven aquí saben de que hablo -atascos, accidentes ...-) y además desde la ventana de mi oficina.




Siento la calidad de las fotos pero es que están hechas en un edificio "inteligente", esos cuyas ventanas tienen cristales llenos de pequeños puntitos (supongo que son los que permiten que desde fuera no se vea el interior), y con la cámara del móvil


Y eso es lo que no me gusta (no puedo faltar al trabajo porque haya nevado, ya no soy estudiante, etapa en la que casi cualquier excusa servía para no asistir a clase).
Llevamos desde entonces con hielo en la carretera y en las aceras por lo que tardas más en llevar a cabo todas aquellas cosas que quieres hacer (no es que tardes más en hacerlas, es que pierdes más tiempo, ese bien del que cada vez disfrutamos menos). Supongo que a los que vivís en zonas donde la nieve es una constante del invierno esto os parecerá una nimiedad, pero a nosotros nos ha trastocado el día a día.
Volviendo al inicio de esta entrada, sigo estando ploff.
Soy de las que necesito la luz del sol para vivir y seguimos de días grises (hoy la niebla no ha levantado en todo el día).
Sé, sin embargo, que todo mi decaimiento no se debe única y exclusivamente a la climatología: han pasado las Navidades, he vuelto a la rutina, llevo unos días intentando controlar un poco lo que como (de momento el picoteo entre horas y el chocolate) y el invierno empieza a pasarme factura, pero sé, con toda certeza, que hay algo más, algo que me adentra en el desasosiego, que me deja intranquila ....

MARIOLA, un abrazo abrazo muy fuerte para todos.
Estoy aquí para lo que necesites.

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