Todos los domingos por la mañana, en un pueblo precioso de la sierra de Madrid se celebra un mercadillo de antigüedades.
LLueva, nieve, o haga un sol de justicia, los propietarios no faltan a su cita semanal de Navacerrada, porque como ya muchos habrían imaginado estaba hablando de este maravilloso pueblo serrano.
Nunca me había acercado a este evento, y eso que he estado veinte mil veces por allí, porque como ya he comentado el pueblo me encanta, en cualquier estación del año, ya sea para pasear, para comer o para salir por las noches en verano.
Bueno, pues como tenía muchas ganas de visitar el mercadillo, o flea market como dicen por otros países, el domingo, aprovechando el tiempo primaveral que había, nos acercamos los cuatro hasta allí.
El paisaje que desde allí se contempla, nos recordaba que aunque el sol brillase en un cielo azulísimo y las temperaturas alcanzasen los 18º C, todavía estamos en invierno. Y si no mirar la cumbre de la montaña.
Como en todos estos lugares, había un poco de todo. Un montón de cachivaches, con mayor o menor pedigrí, pero en su gran mayoría con algo para contar. Y como me encantan este tipo de objetos disfruté de lo lindo paseándome por allí.
Vimos portones, puertas, ventanas y rejas muy decorativas; armarios y baúles. El baúl rojo, consiguió que no se me despegaran los ojos de allí en un buen rato:
También había multitud de cosas para ampliar el ajuar doméstico:
Diferentes estufas para generar calor en nuestras casas en los fríos días de invierno:
Pero sobre todo, lo que pudimos contemplar fueron objetos para disfrutar del tiempo libre:
LLueva, nieve, o haga un sol de justicia, los propietarios no faltan a su cita semanal de Navacerrada, porque como ya muchos habrían imaginado estaba hablando de este maravilloso pueblo serrano.
Nunca me había acercado a este evento, y eso que he estado veinte mil veces por allí, porque como ya he comentado el pueblo me encanta, en cualquier estación del año, ya sea para pasear, para comer o para salir por las noches en verano.
Bueno, pues como tenía muchas ganas de visitar el mercadillo, o flea market como dicen por otros países, el domingo, aprovechando el tiempo primaveral que había, nos acercamos los cuatro hasta allí.
El paisaje que desde allí se contempla, nos recordaba que aunque el sol brillase en un cielo azulísimo y las temperaturas alcanzasen los 18º C, todavía estamos en invierno. Y si no mirar la cumbre de la montaña.
Como en todos estos lugares, había un poco de todo. Un montón de cachivaches, con mayor o menor pedigrí, pero en su gran mayoría con algo para contar. Y como me encantan este tipo de objetos disfruté de lo lindo paseándome por allí.
Vimos portones, puertas, ventanas y rejas muy decorativas; armarios y baúles. El baúl rojo, consiguió que no se me despegaran los ojos de allí en un buen rato:
También había multitud de cosas para ampliar el ajuar doméstico:
Diferentes estufas para generar calor en nuestras casas en los fríos días de invierno:
Pero sobre todo, lo que pudimos contemplar fueron objetos para disfrutar del tiempo libre:
1 comentario:
sabes comose puede poner un puestecillo en este mercadillo???
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