Cuando era pequeña un día de nieve en Madrid era una fiesta. Nunca ha nevado demasiado, es más, podría decirse que incluso lo ha hecho poco, pero las dos o tres veces que veíamos la nieve en la ciudad durante el invierno hacía que no fuésemos al colegio, y que bajáramos al jardín de casa para una batalla de bolas de nieve. Intentábamos hacer muñecos pero poca nieve y una enorme chiquillada no lo hacían tarea fácil.
Este año ha nevado varias veces en mi ciudad pero ya no soy una niña, ya no puedo quedarme en casa y jugar con la nieve (y me gustaría, de verdad que me gustaría) por lo que hemos tenido que ir el fin de semana a la sierra para poder hacerlo. Uno de los sábados que hasta allí nos fuimos, encontramos un paraje en el que la nieve era virgen, mullida e impoluta así que rauda y veloz, me dije, no me quedo sin hacer un muñeco de nieve como debe ser: gordito y amoroso.
Este año ha nevado varias veces en mi ciudad pero ya no soy una niña, ya no puedo quedarme en casa y jugar con la nieve (y me gustaría, de verdad que me gustaría) por lo que hemos tenido que ir el fin de semana a la sierra para poder hacerlo. Uno de los sábados que hasta allí nos fuimos, encontramos un paraje en el que la nieve era virgen, mullida e impoluta así que rauda y veloz, me dije, no me quedo sin hacer un muñeco de nieve como debe ser: gordito y amoroso.
Y esta es la prueba que ratifica que el muñeco fue hecho por nosotros
Y aquí la transformación que sufrió tras pasar por las manos de mi hijo:
Aprovechando nuestra excursión, mandé a Casi en serio a Adriano, porque ese es el nombre que le han puesto lo niños, para que V., hija de la bloggera tuviera un regalo nuestro de cumpleaños. Como el nombre lo decidieron a posteriori, en el blog de Jackie lo puedes ver como naricita .