-“He aprovechado bien el día – pensó Claude mientras el sol descendía.
-El viaje en coche hasta Madrid no ha sido, al fin de cuentas, una idea tan descabellada. El Museo del Prado es magnífico y he podido ver, en directo, la obra de los maestros españoles – lentamente buscó un lugar donde descansar un momento.
-Es realmente bonita esta plaza – advirtió mientras miraba a su alrededor con detenimiento. –
Con la tranquilidad del que ha cumplido su objetivo se dirigió al único banco vacío.
- No es de extrañar que sólo este banco esté disponible; la vista es maravillosa y la temperatura perfecta. ¡Cómo me gustaría disponer de esta luz y este clima en Giverny! – se sentó y se preparó para contemplar el atardecer en la Plaza de Oriente.
Mientras el sol desaparecía, encendió un habano, para así poner el broche final a un día perfecto ..."